22 de xaneiro de 2014

Homenaxeamos a Juan Gelman


Como sabedes, recentemente deixounos o poeta arxentino Juan Gelman. Desde a biblioteca queremos renderlle unha pequena homenaxe.

Poeta ata a medula, cantor das causas nobres, enérxico na denuncia, indignado ante a inxustiza que tanto viron os seus ollos, concibiu unha obra onde a máis pura cotianeidade cobrou altísimos valores poéticos e na que afloraron en primeira fila os nenos, o exilio e o amor.
Intelectual comprometido, cifrou o seu empeño en levantar a voz en defensa dos pobres do mundo e entendeu a poesía como fronte de resistencia ante un presente cada vez máis hostil e deshumanizante "porque todo o que pasa non está fóra do humano"

Claro que moriré y me llevarán...
claro que moriré y me llevarán
en huesos o cenizas
y que dirán palabras y cenizas
y yo habré muerto totalmente

claro que esto se acabará
mis manos alimentadas por tus manos
se pensarán de nuevo
en la humedad de la tierra


yo no quiero cajón
ni ropa

que el barro asuma mi cabeza
que sus orines me devoren
ahora
desnudo de ti



Ruiseñores de nuevo
«En el gran cielo de la poesía,
mejor dicho
en la tierra o mundo de la poesía que incluye cielos
astros
dioses
mortales
está cantando el ruiseñor de Keats
siempre
pasa Rimbaud empuñando sus 17 años como la llama de amor viva de San Juan
a la Teresa se le dobla el dolor y su caballo triza el polvo enamorado Francisco de Quevedo y Villegas
el dulce Garcilaso arde en los infiernos de John Donne
de César Vallejo caen caminos para que los pies de la poesía caminen
pies que pisan callados como un burrito andino
Baudelaire baja un albatros de su reino celeste
con el frac del albatros Mallarméva a la fiesta de la nada posible
suena el violín de Verlaine en la fiesta de la nada posible
recuerda que la sangre es posible en medio de la nada
que Girondo liublimará perrinunca lamora
y girarán los barquitos de tuñón contra el metal de espanto que abusó a Apollinaire
oh Lou que desamaste la eternidad de viaje
el palacio del exceso donde entró la sabiduría de Blake
el paco urondo que forraba en lamé la felicidad para evitarle fríos de la época
mientras Roque Dalton trepaba por el palo mayor de su alma y gritaba».







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